jueves, 29 de diciembre de 2011

Sandra Gamarra: “¡Hay gente que cree que el arte comenzó en los años 60!”

Acaba de aterrizar de Sao Paulo, donde ha tenido lugar su última exposición individual, y está ya inmersa en sus siguientes proyectos.
La artista Sandra Gamarra (Lima, 1972), representada en Madrid por la mítica Galería Juana de Aizpuru, nos recibe en su estudio del barrio de Alonso Martínez, donde nos desgrana su temática más esencial, al mismo tiempo que repasa sus representaciones internacionales más célebres (MoMA, Tate, MUSAC, Bienales de Venecia y Sao Paulo…) y nos adelanta algo de su próximo año.

Imagen del estudio de Sandra Gamarra
1. Artesy13: ¿Cómo recuerdas tus comienzos en la pintura? ¿Cómo comenzaste a pintar?
Sandra: Desde pequeña me gustaba pintar. Era algo que mis padres, cuando querían que estuviera entretenida, me ponían a hacer. Pero la figura del artista era algo ajeno a mi realidad. En realidad no siento que me decidiera a ser artista prácticamente en ningún momento. No había en mi familia tradición humanística. En realidad lo que yo quería estudiar era piano (¡se me metió en la cabeza!), pero era muy caro. Entré a los 12 años en los talleres de pintura para niños del Museo de Arte de Lima. Seguí allí hasta los 16-17 años y fue entonces cuando me entró “el bichito”. Ingresé en la Facultad de Arte para estudiar Diseño Gráfico al mismo tiempo que Pintura. Al tercer año de estudios tenía que decidirme por cuál de estas dos especialidades me decantaba. Recuerdo cómo la Decana de Pintura, Julia Navarrete, una de las profesoras que más me han marcado, al declararle que no tenía clara mi decisión, se quitó sus gafas y me dijo: “¿Y tú crees que yo estoy segura?”. Si ella no estaba segura ¡cómo iba a estarlo yo!

2. Artesy13: Dentro de tu evolución como artista, ¿cuál consideras que es el tema que ha permanecido hasta ahora más inmanente o de manera esencial en tu obra?
Sandra: Yo creo que ha permanecido este interés por la propiedad cultural, pero en su momento no sabía ponerle nombre. Al principio era algo que se refería más al pasado, a algo anterior, a la multiplicidad, al circuito de imágenes. Tenía la necesidad de averiguar. Poco a poco me he dado cuenta de que la preocupación está orientada a la propiedad cultural. Por eso la fijación por los libros y por conocer las fuentes, el origen de las ideas…sobre el derecho que se tiene a que algo sea tuyo.

Sandra Gamarra. Fragmento de la exposición "En orden de aparición". Galería Juana de Aizpuru, 2010

3. Artesy13: Algo muy ligado a un tema tan candente y actual como el Derecho de Propiedad Intelectual, ¿no?
Sandra: ¡Claro! Yo “copio” imágenes de otros, pero ¿con qué sentido? Crecí en un ambiente de dictadura militar en Perú en el que había todo tipo de cortes de importación. Sabíamos por ejemplo, qué era una Barbie, pero no accedíamos a ella sino por el mercado negro. ¡Ah! ¡Pero estaba la versión pirata! Crecí por ello en una sociedad en la que al final no echabas tanto de menos el original, porque te acostumbrabas a la copia, que se convertía al fin y al  cabo en una nueva versión. Culturalmente estaba aprobado copiar, y no solo reemplazar, sino sustituir por completo. Es como cuando en época de Colón llegaban a Perú grabados de las vírgenes cristianas de España. Se copiaban estas imágenes, dotándolas de nuevos significados. La imagen es de este modo, como un conducto de ideas. Yo, de alguna manera, “participo” en esta labor para “legalizar” lo que hago. Puede haber un misma imagen, pero ideas diferentes.

4. Artesy13:¿Eres entonces una comunicadora cultural?
Sandra: ¡Soy una usurpadora cultural! He tenido discusiones intensas (pero no problema de ningún tipo) con alguna galería o con algún museo, sobre este tema. Pero nada más allá de un intercambio de opiniones (ríe).

5. Artesy13: ¿Tu último trabajo en este 2011 que estamos terminando, se mueve en este campo?
Sandra: La última gran expo individual ha sido en Sao Paulo, de donde acabo de regresar, en la Galería Leme: “Mantos”. Lo que he hecho ha sido una “ficción” sobre la relación entre los mantos que tejía mi abuela, los incas y los precolombinos. Toda esta yuxtaposición podía dar lugar de manera similar, a la abstracción total americana de los años 60-70: Josef Albers, Barnet Newman…La exposición está dispuesta como un discurso en un museo. Al mismo tiempo, las obras dialogan entre sí, sobre la relación del pasado artístico en el presente y viceversa (“How contemporary is my past” y “How past is my contemporary”).

Sandra Gamarra. "Deja Vu V". Exposición "Mantos". Galería Leme, 2011


6. Artesy13: Cuando hablamos de tu obra, ¿nadie puede hacer entonces mejor de comisaria que tú?
Sandra: ¡Claro, jaja! (ríe). He trabajado poco con curadores, pero siempre les digo: “¡Empléenme para reproducir obras que necesiten!”. Y de hecho así lo he hecho en la última Bienal de Sao Paulo (2010). La Bienal no consiguió el préstamo de la serie “October” de G. Richter y me encomendaron   realizar las copias. Pero mi obra no consistía en cuestionar la autoría de las obras de Richter (¡obviamente no voy a firmar como Richter!), sino sobre cómo hacer que dichas obras lleguen a todo el público.

7. Artesy13: En una sociedad eclipsada por las nuevas tecnologías, ¿sigue quedando la pintura como un arte muy “tradicional”? ¿Está de alguna manera “denostada” por la fotografía, el videoarte u otros medios audiovisuales?
Sandra: No lo creo. Hace mucho tiempo, solo había escultura y pintura, y de pronto aparecieron más medios y lenguajes artísticos, pero no está denostada. Tal vez en su momento (en los años 60-70) sí, pero actualmente no. Sí ha conllevado el que haya que “repartir” entre más. Pero la pintura sigue teniendo su entidad. Por algo precisamente, a diferencia de otros medios, como la fotografía o el grabado, no es obra múltiple, sino única. La pintura también se ha colado en otras áreas y viceversa. No me siento atacada (ríe).  Creo que la pintura te exige un tiempo de creación por su propia naturaleza; y de contemplación también: contemplar una pintura exige otro tiempo. La pintura ocupa otro elemento y espacio diferentes. Creo que se ha visto ya con el tiempo que la amenaza que sufría la pintura no tenía sentido. Y aunque de un modo diferente, es lo que ocurre actualmente con el debate entre el libro y el e-book. Cada uno tiene su espacio. La pintura nunca murió. Y eso que hay gente que cree que el arte murió en los años 60; pero peor aún: ¡Hay gente que cree que el arte comenzó en 1960! ¡Incluso algún galerista!

8. Artesy13: ¿Te han comparado en algún momento con algún pintor/a coetáneo/a? ¿En qué casos esto te ha satisfecho o insatisfecho?
Sandra: La verdad es que no. Hay mucha gente que trabaja con el tema de la apropiación, pero no… Hay imágenes que coinciden y pueden ser generador de conflicto…pero ¡de eso se trata! He sido más bien yo la que me he visto en comparación con otros. Al principio de mi trayectoria tal vez; con Amondarain o con Juan Araujo.


Sandra Gamarra. Imagen parcial de la exposición "Mantos". Galería Leme, 2011

9. Artesy13: Siempre entre Perú y España. ¿Circunstancias de la vida, personales…? ¿Tienes en mente seguir en España a pesar de la situación del mercado del arte español actual?
Sandra: Me lo han preguntado con frecuencia. Vine a Madrid hace justo 10 años, por una Beca. A los 6 meses estuve a punto de irme, pero me quedé…¡hasta hoy! El solo hecho de pensar en mudarme me da pánico. Solo el mover los libros… En realidad, no siento que me he quedado en Madrid, ya que siempre me he movido bastante; sobre todo entre Perú y España. Si me mudara, solo lo haría a Lima. Estoy bien aquí.

10. Artesy13: ¿Cuáles son tus proyectos más deseados a nivel internacional? ¿Te interesaría alguna colaboración con algún artista?
Sandra: No lo sé. En eso es cierto que la pintura es más egoísta o individualista. A mí me cuesta hacer relación con la gente. ¡Será por eso que me quedé sentada pintando! Pero sí me gustaría tener en Lima una especie de… no sé aún cómo llamarlo…tal vez “centro cultural” (es una idea que tengo hace tiempo), un espacio que los artistas pudieran emplear durante unos días (de manera rotatoria) para alojar su obra, registrarla (fotografiarla) y después realizar un “opening” para su exposición durante al menos un día.

11. Artesy13: De entre todos los museos y proyectos expositivos en los que has participado (MUSAC, Centro Cultural Conde Duque, Tate, MoMA….) de cuál/es conservas mejor recuerdo y por qué?
Sandra: Tampoco he expuesto tanto institucionalmente; pero tal vez, entre las exposiciones internacionales, la última Bienal de Sao Paulo ha sido una de las más gratificantes. Copiar a Richter era como un deseo. Pero en estos ámbitos tan grandes no suelo sentirme muy cómoda.

12. Artesy13: ¿Algún proyecto expositivo novedoso para el próximo año del que puedas adelantarnos algo?
Sandra: Expondré individualmente en Lima, con la idea de volver a la Historia del Arte. Tengo también una participación en Guimaraes (Portugal), elegida Ciudad Europea de la Cultura 2012. Me apropiaré de obras de artistas que están en la ciudad, y después, en un restaurante, expondré mis obras. Me interesa especialmente conocer las reacciones de la gente ante estas obras.

13. Artesy13: ¿Qué te parece por ello que artistas jóvenes que no han tenido aún oportunidad de exponer en galerías, lo hagan en estos espacios de ocio? ¿Te parece bien que en Madrid esté creciendo esta alternativa?
Sandra: Me parece fenomenal. En Santiago de Chile lo he visto de hecho en una librería. Yo creo que lo importante es que se habilite un espacio aparte (aunque sea pequeño) para la contemplación o la reflexión. Es como un circuito de “pequeñas galerías” dentro de un entorno de ocio. Lo he visto por ejemplo en el espacio de Guillermo Espinosa de la Calle San Mateo, “Black Pillar”.

14. Artesy13: ¿Cómo quieres que recuerde en un futuro el público tu obra?
Sandra: ¡Que no la recuerde! (ríe). Creo más en las sensaciones. Yo no creo imágenes nuevas, por lo que ¡cómo pueden recordarme! Podrán hacerlo más por el uso; por el hecho de un repertorio de acciones…que fueron siempre posibles.
Sandra Gamarra. Vista parcial de la instalación "Gabinete". Galería Juana de Aizpuru, 2006


jueves, 15 de diciembre de 2011

El Hermitage en el Prado: fin de la fiesta ruso-española.

Primero fue ARCO 2011 con Rusia como país invitado; después, “Vanguardias rusas en las colecciones Thyssen-Bornemisza” y tras unos meses, “El romanticismo ruso en época de Pushkin”, en el Romántico. El Museo del Prado inaugura su última inflación (en taquilla; esperemos que la última por un buen tiempo) con la exposición “El Hermitage en el Prado”, imprescindible, y con la que se clausura un 2011 de intercambio cultural ruso-español caracterizado por una programación completísima, aunque con escasa repercusión mediática.

La colección recoge algunas obras maestras (o como se diría hoy, los “must”) del colosal museo, uno de los diez mejores del mundo, en este caso en las salas de otro de la misma lista. La difícil y acertada elección de obras por los comisarios (con algunas comprendidísimas ausencias, como “La danza” de Matisse, uno de los colosos del Hermitage), ha dado como resultado una de las más brillantes exposiciones del año.

A.V. Tiranov, "Biblioteca del Hermitage" (1826)

De manera didáctica, la muestra nos introduce en el nacimiento de este museo a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, a través de los retratos de sus zares fundadores (Pedro I, Catalina II y Nicolás I). A continuación se pasa a contextualizar el ambiente del San Petersburgo decimonónico, a través de pinturas coetáneas sobre la metrópolis y sobre el propio museo, casi todas ellas arquitecturas pintadas (Paterson, Tiranov, Tutukin...), que perfectamente podrían integrarse en la exposición que sobre la arquitectura en el lienzo podemos visitar paralelamente en el Museo Thyssen-Bornemisza.

La Edad Antigua está representada por oro y otros metales preciosos del continente eurasiático, con una importante presencia griega: peines, broches, diademas…Todo tipo de complementos, en su mayoría femeninos, que nos muestran cómo la exquisita relación entre el arte y la moda se remonta a épocas tan lejanas en la Antigüedad.

Ramo de acianos con espigas de avena en un jarrón (h.1900)

Precisamente las artes decorativas alcanzan en esta exposición un protagonismo que poco tiene que envidiar a la pintura: arquetas, tabaqueras, relojes, todo tipo de joyas, o incluso un sable iraní del siglo XIX, una de las obras estrella de la muestra.

Tanto la pintura como la escultura desde el siglo XVI hasta el pasado siglo XX, corresponde en este caso, como es de esperar, a los nombres más célebres de la Historia del Arte occidental: Durero, Tiziano, Veronés, El Greco, Caravaggio, Velázquez, Rubens, Van Dyck, Rembrandt, Poussin, Chardin, Canova, Thorvaldsen... Como se deduce, la lista es bien larga.

Caravaggio, "Tañedor de laúd" (1595-96)

Entre algunas de estas grandes obras traídas desde San Petersburgo para la ocasión, destacan el "Almuerzo" de Velázquez (1617), "Haman reconoce su suerte" de Rembrandt (1660-65) o el "Tañedor de laúd" de Caravaggio (1595-96).

P. Cézanne, "Paisaje azul" (1904-06)


En la planta superior se rinde homenaje a las grandes firmas del arte contemporáneo, desde el romanticismo de Ingres o Friedrich hasta las primeras vanguardias del siglo XX. Imprescindibles una vez más, ya que no todos los días pueden verse obras como “El mes de María” de Gauguin (1899), “Paisaje azul” de Cézanne (1904-1906), “La bebedora de absenta” de Picasso (1901), “Composición VI” de Kandinsky (1913), o “Mujer con sombrero negro” de Kees van Dongen (1908), extraordinaria obra esta última, de un artista insuficientemente valorado en España.

K. van Dongen, "Mujer con sombrero negro" (1908)

Se trata por ello de una verdadera ocasión (hasta el 25 de marzo) para realizar un buen recorrido por una parte de la Historia del Arte, a través de una selección de obras de una de las mejores colecciones del mundo. ¿Batirá nuevamente el Prado récord de visitas, o de recaudación? Sea como sea, si podéis, no os la perdáis.

Más información en:


martes, 29 de noviembre de 2011

"Summa" Delacroix

Hace unos días asistí a una de las exposiciones más concurridas de este otoño: “Delacroix (1798-1863)”, conocida ya probablemente como la exposición por excelencia de CaixaForum Madrid en este 2011.

Aunque en general salí bastante satisfecho de la visita, considero que queda bastante atrás con respecto a la mejor exposición de esta sede en el pasado año (“Miquel Barceló. 1983-2009”); especialmente por la escasa ordenación de las piezas que integran este romántico puzzle. Aun así, y ya que las comparaciones suelen ser odiosas, no dejaré de reconocer que se trata de una ocasión única para contemplar la primera gran antológica (más de cien obras), dedicada en España a uno de los tres pintores más célebres del romanticismo francés (junto a Géricault e Ingres, obviamente).

El comisario, Sébastien Allard, ha concebido la colección como una sucesión de espacios de interesante y variada temática del gran maestro, prefiriendo el recorrido conceptual al diacrónico, decisión frecuentemente muy acertada cuando sabe concluirse con éxito, aunque no sea este el mejor ejemplo.

                                                 E.Delacroix, "Retrato de Léon Riesener", 1835

Antes de introducir al visitante en los primeros años de formación académica del pintor en París, en el taller del célebre Guérin, la exposición entra “a pelo” y de manera aleatoria, en uno de los temas que se abordan, “Delacroix y el modelo”, entremezclando figura humana y animal, asuntos que después vuelven a representarse en otras salas.

Algo más acertados resultan espacios siguientes. El dedicado a “El retrato y la influencia británica” (con memorables obras como los retratos de Louis Auguste Schwiter y Léon Riesener) comprende el breve periodo que el artista pasó en 1925 en Inglaterra. Del mismo modo, el escenario dedicado a “El drama de Grecia”, aúna tanto obras algo desconocidas (“La confesión pública”), como más célebres (“Grecia sobre las ruinas de Missolonghi” o uno de los bocetos para “La muerte de Sardanápalo”).

                                                     E. Delacroix, "La confesión pública", 1831.

Delacroix, al igual que otros de sus compañeros artísticos del siglo XIX europeo, se inspiró frecuentemente en las plumas más reconocidas de la literatura francesa, alemana o inglesa. Es por ello bastante representativo el espacio dedicado a las fuentes literarias, aunque en este caso, el comisario vuelve a confundir al público inexperto, con alusiones a esta temática en espacios diferentes. En esta línea, destaca la obra gráfica sobre el Fausto de Goethe (lo que nos hace romper el tópico del Delacroix más devoto al color frente al dibujo), así como las referencias a Hamlet, a través de” Desdémona maldita por su padre” y “Hamlet y Horacio en el cementerio”, obras emblemáticas de esta exposición.

                                           E. Delacroix, "Hamlet y Horacio en el cementerio", 1859

En el ecuador de la visita, un espacio dedicado a los recuerdos del viaje que Delacroix realizó a Marruecos en 1832, congrega obras tan imprescindibles como sus “Mujeres de Argel en su aposento”. La temática religiosa se aparece en otros dos espacios, mientras que la sala “Variaciones” sirve al comisario para un totum revolutum en el que inserta, eso sí, obras clave, nuevamente religiosas o literarias, como “El naufragio de don Juan” o las dos últimas del párrafo anterior. La misma confusión se observa en el siguiente escenario, dedicado a la temática animal, pero al mimo tiempo un buffet libre de paisaje, temática religiosa, histórica…

                                           E. Delacroix, "Mujeres de Argel en su aposento", 1834

Por suerte, concluimos la colección con algunas de las mejores marinas que ejecutó el artista; especialmente aquellas ambientadas en los acantilados de Étretat (1849), una antesala a una temática que unos veinte años después retomaría Courbet, y en los años 80 Monet.

                                                 E. Delacroix, "Acantilados en Étretat", 1849
                                              
En resumen, aunque con algunas ausencias más que lógicas de algunos “inmuebles” del Museo del Louvre (“La libertad guiando al pueblo”, el “Retrato de Chopin” o “Dante y Virgilio en los infiernos”), se trata de una indiscutible oportunidad para contemplar una buena summa monográfica, aunque con una ordenación curatorial un tanto confusa y un diseño más soso que meramente clásico. Hasta el 15 de enero y preferiblemente, entre semana.

miércoles, 19 de octubre de 2011

YSL en la Fundación Mapfre. Cuando la moda toma el museo.

En los últimos años asistimos cada vez más a la difusión de la moda y a su acercamiento al público, tanto a través de colecciones permanentes (Museo del Traje – CIPE), como de diferentes exposiciones temporales. El pasado mes de junio abría sus puertas el Museo Cristóbal Balenciaga en Guetaria, un paso más en esa declaración de la moda como otra disciplina artística y por ello como objeto “museable”: del armario al museo. Hasta el próximo 8 de enero, la Fundación Mapfre acoge (en colaboración con la Fundación Pierre Bergè – YSL) una excepcional retrospectiva de Yves Saint Laurent, que será recordada probablemente como una de las mejores exposiciones (dentro y fuera del ámbito de la moda) en este 2011.
La muestra, que permaneció el pasado año en el Petit Palais de París, se articula en diferentes espacios que van animando al visitante en este recorrido diacrónico, desde los “años Dior” del artista (entre 1954 y 1960, desde que trabajara primero como asistente y después como diseñador jefe de la firma), hasta su muerte en 2008.

Recreación del estudio de YSL

Destaca en todo momento el gran cuidado tanto en el diseño museográfico, como en el montaje de esta colección: distribución de espacios a modo de pasarelas, simulación de espacios reales (especialmente, la recreación del estudio del propio artista), alternancia de videos y fotografías bien integrados en el espacio, acertado uso de la luz, así como la arriesgada y equilibrada alternancia cromática en las salas, muy en consonancia precisamente con el valiente uso del color de YSL.
En la primera planta, se observa ya la versatilidad de Yves Saint Laurent para vestir a la mujer tanto en su faceta más urbana y cómoda a través de sus colecciones prêt-à-porter, como en su versión más glamurosa a través de su alta costura; o dicho de otra forma, más fuerte y masculina de día y seductora de noche, como decía Catherine Deneuve, cuya amistosa relación con el modisto merece otro especial espacio en esta muestra. Así, comprobamos inicialmente su evolución en los años 60, desde su primera colección con la chaqueta gabán (1962), su primer esmoquin (1966), o su primera célebre sahariana (1967).
YSL. Vestido corto de cóctel.
Colección de alta costura. Primavera-verano de 1964

Es sin embargo en la segunda planta cuando el recorrido (sobre todo a través de la alta costura), va in crescendo, como en las arias de ópera, que precisamente van sucediéndose a través de Maria Callas, sala tras sala. Entre estos espacios, destaca su “Colección del escándalo” (1971), así como las salas dedicadas a sus creaciones más exóticas, inspiradas en España, Marruecos (recordemos su filiación marroquí desde que en 1966 comprara su casa de Marrakech junto a Pierre Bergé), África Central, China y cómo no Rusia, con su colección inspirada en los ballets rusos (1976).
YSL. Colección de alta costura de 1976 inspirada en los ballets rusos

Pero si un espacio expresa más claramente la fusión del arte con la moda, es aquel en el que se exponen algunas de las prendas en las que YSL homenajeó a varios de los pintores más célebres del arte contemporáneo: Picasso, Matisse, Wesselmann, y cómo no, Mondrian ( a través de su célebre vestido cóctel de 1965) y Van Gogh, cuyos lirios y girasoles recreó en  sus dos chaquetas de 1988, joyas indiscutibles de esta antología.
YSL. Vestido corto de cóctel homenaje a Piet Mondrian.
Colección de alta costura de 1965

YSL. Chaqueta homenaje a Vincent Van Gogh.
Colección de alta costura de 1988

La penúltima sala nos envuelve, a modo de fastuoso baile de “El Gatopardo” de Visconti, en la profetización del final de la alta costura por el gran diseñador.
Sin duda, una oportunidad única y apta para todos los públicos, para conocer algunas de las reliquias más selectas de uno de los más grandes maestros de la Historia de la Moda.
Penúltima sala de la exposición: "El último baile"

lunes, 3 de octubre de 2011

Inauguración de nueva temporada en las galerías de ARTEMADRID

El pasado 15 de septiembre, las más de 40 galerías de arte que conforman Artemadrid (hasta la fecha, la asociación de galerías de arte más importante de Madrid) cortaban el lazo inaugural de su nueva temporada. Para ello, una programación de casi 100 exposiciones hasta el final de año, animando a toda la ciudad a acercarse al arte a través de un arranque más festivo de lo habitual.

Para el acto de apertura, nada como amenizar tanto al coleccionista y al experto en arte, como al público más profano, a base de clásico cocktail, ampliando el horario de galerías hasta casi la media noche. Acto seguido, y en colaboración con la revista AD, una animada fiesta VIP en el amplio patio del número 10 de la calle Fernando VI, en la que podíamos aprovechar para saludar a la “familia del arte” (galeristas, artistas, coleccionistas, críticos, comisarios, asesores de arte, neófitos, estudiantes…), mientras nos deleitaban con lo último en gin-tonic.

La celebración se extendió hasta el sábado, jornada en la que desde las primeras horas del mediodía, las galerías atrajeron al público a golpe de selecto "brunch". La guinda de clausura tuvo lugar en la multitudinaria fiesta que Matadero organizó con motivo de la apertura de “Proyecto Juárez”.

Entre las exposiciones que podemos visitar este otoño en las galerías de arte madrileñas, recomiendo algunas de las siguientes propuestas:

En primer lugar, la colectiva “Ventajas de viajar en tren” de la galería Parra&Romero, que acaba de inaugurar su diáfano y espectacular espacio en el número 14 de la Calle Claudio Coello. Se trata de un proyecto cuidadosamente comisariado (a la cabeza, Philippe Decrauzat y Mathieu Copeland). Atractivo juego estético y sobre todo conceptual, la exposición versa sobre sí misma, sobre la propia galería y sobre algunos de los mejores artistas desde la llamada posmodernidad hasta nuestros días, en diferentes lenguajes y géneros. Imprescindible para paladares selectos del arte actual.
"Ventajas de viajar en tren" en la galería Parra&Romero

Para los admiradores de la mejor fotografía, siempre se encuentra una apuesta segura en las galerías La Fábrica y Blanca Berlín. En el caso de esta última, podemos visitar la exposición “Latidos”, conjunta de los célebres Luis González Palma y Cecilia Paredes. Artistas muy diferentes entre sí, coinciden en esta muestra en su estilo lírico y sutil, así como en su exquisita técnica, algo muy frecuente, por otra parte, entre los artistas representados por esta galería. Al mismo tiempo, la fotografía tiene este otoño dos citas obligadas en Madrid: a la exposición “La abstracción en la realidad” de José Manuel Ballester, en el Centro de Exposiciones Alcalá 31, y a “Rheingau”, del gran Axel Hütte, en la Galería Helga de Alvear. Al igual que en su muestra anterior hace ya cinco años, el gran maestro de la Escuela de Düsseldorf vuelve a convencernos en grandes formatos, con sus visiones intimistas y románticas de la naturaleza; en este caso, de la región alemana que titula la exposición.
"Vórtex" y "Mercurio" de Cecilia Paredes, en la galería Blanca Berlín

Y hablando de las galerías veteranas, imprescindibles también las siguientes: la galería Oliva Arauna presenta “En la casa del león”, selección de dibujos y pinturas de Adriana Molder, excelente artista portuguesa representada por primera vez en la galería.  En la galería Juana de Aizpuru, una interesante muestra combinada de dos clásicos: Tania Bruguera y Miroslaw Balka, artistas tan diferentes, pero que dialogan tan bien en este caso. Por la fórmula combinada a dúo  ha optado también la galerista Soledad Lorenzo, en este caso no para celebrar el 40 aniversario de apertura (como la anterior), sino de sus bodas de plata. Acoge la mediática exposición de Julian Schnabel y Jorge Galindo, con obras monumentales, entre las que destacan especialmente las del artista madrileño, que desde los años 90 lleva exponiendo bianualmente en la galería.
"O Rumor" de Adriana Molder, galería Oliva Arauna

Al salir por la puerta, no podemos dejar de visitar la exposición de Carlos Franco y de Pablo Armesto de la galería Marlborough, ni dejar de acercarnos por la galería Cayón, muy recomendable para visitar la pequeña exposición de Carl André (uno de los padres del minimalismo), disponible hasta comienzos de noviembre.

Los amantes de la pintura o del dibujo abstracto tienen además una cita con la obra de Nico Munuera, que podemos contemplar por partida doble en las galerías Max Estrella y La Caja Negra.

Por último, en el recorrido por las galerías del concurrido barrio de Chueca - Alonso Martínez, además de las anteriores, recomiendo esta vez, dos exposiciones:
“Deep space, shallow space” de Fernanda Fragateiro, en la galería Elba Benítez: Incluso para aquellos con escasos conocimientos sobre la Historia del arte actual, su obra resulta agradable para la vista y fácil para el intelecto. Un interesante recorrido y mezcla entre el minimalismo, el espacialismo y el arte conceptual, con la arquitectura y el diseño como telón de fondo.
Instalación de Fernanda Fragateiro en la galería Elba Benítez

Pero “La verdad es” -como reza su propio título- que una de las más interesantes en este otoño, es la exposición de Carolina Silva en la Galería Travesía 4: toda una revelación en el “arte emergente” (dejaremos para otra ocasión más oportuna lo que verdaderamente significa este término tan mal empleado a veces). La última colección de esta artista madrileña afincada en Seatle, consigue elevarnos, en diferentes técnicas y formatos, a su propio universo, introspectivo y onírico: su “Espacio vacío”, como lleva por título una de sus últimas obras estrella.
"Espacio vacío" de Carolina Silva, en la galería Travesía 4

En definitiva, todo un elenco de estilos y géneros para esta temporada artística, para diferentes gustos y públicos, que podremos aprovechar prácticamente hasta el mes de noviembre.